¿Por qué emprender?


En nuestra actualidad gobernada por la incertidumbre y los constantes cambios, la alternativa más riesgosa es no arriesgarnos. El mundo es un lugar lleno de posibilidades. Como dice Tina Seelig, autora y profesora de Stanford University, forzamos a los niños, desde muy temprano, a decidir o a pensar en que quieren ser cuando crezcan mucho antes de ser expuestos a la gran variedad de oportunidades que están a su alcance. De la misma manera, nos visualizamos a nosotros mismos haciendo las mismas cosas que vemos haciendo a los otros en nuestro entorno cercano, lo que representa una visión terriblemente limitada del mundo. Parecería, entonces, que la “crisis” actual viene dada por la falta de creatividad y no por la amplia lista de excusas que todos hemos escuchado alguna vez. Las oportunidades son abundantes y nuestra capacidad creativa, ilimitada.

“Dibujamos líneas imaginarias alrededor de lo que pensamos que podemos hacer, líneas que generalmente nos limitan más que las reglas impuestas por la sociedad. Nos definimos por nuestra profesión, nuestros ingresos, donde vivimos, el carro que conducimos, nuestra educación, e incluso por nuestro horóscopo. Cada definición nos encierra en supuestos específicos de quienes somos y lo que podemos hacer”, escribe Seelig. Por lo tanto, somos nosotros mismos quienes nos hacemos pequeños, quienes decidimos que podemos o no hacer, entonces está en nuestras manos y nuestra capacidad para ser creativos el liberarnos de nuestras barreras autoimpuestas. Las reglas nos ayudan a eliminar el caos, pero no son camisas de fuerza. Nuestro poder creativo reside en cuestionar supuestos y, liberarnos de las expectativas que los demás ponen sobre nosotros y las expectativas que tenemos para nosotros mismos. 

Como sugiere Seelig, resulta fundamental liberarnos de las formas tradicionales de pensar y explorar todas las alternativas posibles. Existen multitudes que nos animan a quedarnos en caminos ya establecidos y a seguir las mismas direcciones que ellos; esto parecería resultar reconfortante, tanto para ellos como para uno, ya que refuerza las decisiones que ellos tomaron y a uno le ofrece una receta. Sin embargo, este camino puede ser tremendamente limitante, sobre todo si estás en la búsqueda de resultados extraordinarios.  Las cosas más interesantes suceden cuando sales del camino establecido y te permites ver al mundo tal como es, rico en oportunidades y lleno de posibilidades. De todas formas, esto no significa que el camino es fácil aunque sí repleto de aprendizaje y crecimiento personal.  

Emprender es estar abierto a nuevas oportunidades e intentar nuevas formas de hacer que las cosas funcionen. Emprender es ser optimista y en base al esfuerzo, esperar que cosas buenas pasen. Emprender es encontrar maneras de extraer lo positivo de cada situación que se nos presenta. En un mundo cambiante y tan rápido, si buscamos mejorar, debemos ser lo suficientemente responsables para encontrar la motivación que necesitamos dentro de nosotros mismos. Esa es la base que nos permite construir nuestra mejor versión.  Aquella persona que se expone al mundo e intenta, tiene más probabilidades de encontrar el éxito que aquella que espera y busca que fuerzas externas le ayuden a avanzar. La suerte solo existe para aquellos que trabajan duro, para aquellos que dan la vuelta a situaciones negativas y hacen de lo bueno, algo mejor. 

El emprendimiento, o la puesta en marcha de una empresa, nos pone cara a cara con nuestros límites percibidos y nos permite resolver problemas día a día. A medida que solucionamos estas dificultades, adquirimos mayor confianza en nosotros mismos y nos volvemos mejores seres humanos. ¿Por qué? Porque descubrimos que, con la actitud adecuada, no existen problemas a los que no podemos enfrentarnos, y que nuestro único verdadero “limitante” es nuestra forma de pensar. Muchas veces, como cuando conducimos en neblina, no podemos ver el camino sino a medida que avanzamos. Aunque hay muchos ingredientes para el éxito, todavía no existen recetas. Depende de cada uno decidir asumir o no el reto.

Advertencia: si las afirmaciones presentadas anteriormente te resultan exageradamente optimistas, por favor no emprendas.

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